viernes, 18 de julio de 2008

Misión de la mujer como madre (1)

El misterio de la feminidad se manifiesta y se revela hasta el fondo mediante la maternidad (Texto del Papa Juan Pablo II).
La maternidad, ya desde el comienzo mismo, implica una apertura especial hacia la nueva persona; y éste es precisamente el «papel» de la mujer. Es en dicha apertura, esto es, en el concebir y dar a luz al hijo, donde la mujer «se realiza en plenitud a través del don sincero de sí». Esta disponibilidad interior para aceptar al hijo y traerle al mundo está vinculado estrechamente a la unión matrimonial, que, como hemos dicho, es un momento particular del don recíproco de sí por parte de la mujer y del hombre.
Aunque el hecho de ser padres pertenece a los dos, es una realidad más profunda en la mujer, especialmente en el período prenatal.
La mujer, en el proceso de buscar su identidad, desea descubrir su misión de cara al mundo, la historia, la sociedad. Ella quiere dar su aportación. Ella necesita experimentar su razón de ser. La mujer necesita valorarse a sí misma en su feminidad para proyectarse por el don de sí misma y poder así transformar el mundo que la rodea. El misterio de la maternidad en relación con la alianza entre Dios y los hombres arroja abundante luz sobre este punto.

La mujer experimenta en su maternidad la íntima unión del sufrimiento con el don de la vida. Este sufrimiento trae enseguida el gozo. “La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque le ha llegado la hora; pero cuando ha nacido el niño, ya no se acuerda de la tribulación por el gozo que tiene de haber venido al mundo un hombre” (Juan 16,21). Será este sentido de fecundidad, el que hace que la mujer pueda soportar mejor que el hombre el sufrimiento.

Extraido de http://es.catholic.net/mujer/461/976/articulo.php?id=5353

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